De niña tuve una excelente memoria. Recordaba con facilidad mis lecciones y siempre sorprendía a mis amigos con los poemas y cuentos que les contaba, ya que me encantaba leer.
Durante mi paso por la universidad mi memoria siguió siendo buena. Recordaba lo que decía mi profesor en clase, cuando entregar las tareas y las respuestas correctas a la hora de los exámenes.
Comencé a trabajar en el área de capacitación y computación así que mi memoria me servía para recordar todos esos términos técnicos relacionados con las computadoras que en esa época eran nuevos para casi todo el mundo. Como los manuales con los que trabajaba estaban en inglés obviamente aprendí ese idioma. Aún más, siempre sorprendía a mis compañeros de trabajo felicitándolos el día de su cumpleaños ya que siempre me acordaba de todas las fechas sin utilizar una agenda.
Después me casé y tuve dos hijas. Dejé el trabajo y me dediqué completamente al hogar. Estuve realizando unos cuantos trabajos en casa, pero casi no tenía contacto con otras personas y mi actividad física se redujo considerablemente.
Un día mi marido me dijo ”ya no te amo” y simplemente se fue dejándome a cargo de dos pequeñas niñas, sin trabajo, sin relaciones personales que me ayudaran y desactualizada completamente en mi carrera.
Intenté infructuosamente conseguir un trabajo ya que sin referencias, desactualizada y con tanto tiempo sin trabajar era de esperarse que no hubiera nada para mí en alguna empresa. Además el golpe del abandono de su papá dejó tristes y temerosas a mis hijas y empezaban a venirse abajo en varios sentidos.
Decidí entonces estudiar por mi cuenta y meterme a fondo en internet, realizar trabajos por este medio que me permitía trabajar en casa y estar al pendiente de mis hijas y al mismo tiempo ganar algo de dinero.
Empecé a salir adelante pero el divorcio, el encierro en casa, la falta de contacto con otras personas, el cambio de actividad y con el doble de responsabilidades sobre mis hombros me produjeron un estrés tremendo y comencé a notar que tenía problemas para comunicarme, que muchas veces no encontraba la palabra que buscaba afanosamente en mi memoria, perdía constantemente las llaves, mi bolsa de mano, olvidaba donde había dejado el auto y tenía muchos otros olvidos.
Me costaba trabajo leer, en mi época universitaria leía un libro de 600 páginas en 1 mes y ahora no pasaba del primer capítulo ya que tenía que regresarme a cada rato porque se me olvidaba en que iba.
El colmo fue un día en que tristemente me di cuenta que no podía ni siquiera cantar junto con mis hijas una canción muy de moda por que por más que trataba no podía aprenderme la letra. Me sentía completamente derrotada.
Entonces comencé a buscar información, libros, cursos, talleres sobre cómo mejorar la memoria. En un taller encontré una técnica y la apliqué y me funcionó, luego en un libro encontré otra técnica que me servía para otra área. En…
